jueves, 24 de junio de 2010

Incomunicación

—Oye, no voy a poder estar el viernes presente porque tengo algo importante que hacer en la noche.

—Mmm. –Lo dice mientras me mira a los ojos. Como si intuyera que le estoy mintiendo.

—Haz lo que quieras. —me dice mientras mira el monitor de su computadora

—Silencio sepulcral —Tomo el último sorbo de juego

, me paro y me voy.

Siento tus ojos clavados en mi espalda pero sigo por el pasillo sin voltear. ¿ que carajos le pasa? Si por mi fuera, me largaría todos los fines de semana y no le vería la cara. Pero si lo hago me voy a la mierda.

Luna llena

¿será que estamos casi a vísperas de su cumpleaños?, ¿ o es que la andropausia ha empezó a asomarse? Ya no lo soporto.No soporto escucharlo hablar, mientras le sonríe a esa amarilla que es la novia de su jefe.

Pero claro,…tiene que simpatizar con ella. ¿ Por obligación o porque en verdad le cae bien? No soporto que ella ocupe el sitio del copiloto y yo tenga que ir atrás, mientras hablan todo el camino.

Todas las noches, durante la cena sólo pienso en fugarme sin que nadie se de cuenta.

sábado, 19 de junio de 2010

Entre 4

¿Qué hace un malayo, una china, un canadiense y una peruana frente a un festín de comida árabe? Probablemente comer y conversar un rato. Aunque sé que Theo se quejará en secreto sobre lo desastrosa que es, que está y terminará la velada. Debo de admitir que yo sí la disfruté. No por el hummus o por los vegetales rellenos de carne y arroz. Sino porque ésta vez, nos acompañaba un nuevo personaje. Un canadiense que tiene base cuatro, al igual que Theo pero que a diferencia de él, es educado, habla nueve idiomas y por si no fuera poco, es dueño de buques. No recuerdo su nombre con precisión, pero lo llamaré Mr. Fish.

Mr.Fish, pagó la cena. A pesar de ser un hombre de negocios, es muy gracioso y atento. Nunca lo he visto ofuscarse en una reunión con esos mal nacidos que sólo comen con las manos y eructan después de tragar-definitivamente desagradable y asqueroso.No tengo nada contra los eructos, porque yo también suelo hacerlo, en privado, claro está. Sino que por si no fuera poco, no cierran bien la boca al masticar, dejando aquella ventana abierta. Y, observar sus dientes cubiertos por una manta casi bruna y apestosa, producto del cigarro, le quita el hambre a cualquiera.
¿Cuántos gérmenes albergará la boca del malayo?, pensaba.

viernes, 18 de junio de 2010

C'est la vie

Soy peruana pero a diario tengo que lidiar con gente de todas partes del mundo, en su mayoría asiáticos. Me gustan los idiomas pero sólo hablo dos, inglés y español. No entiendo cantonés y mucho menos chino, aunque algún dia me gustaría conocer aquel continente plagado de amarillos y mal olientes chinos.